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La liberación es tu derecho de nacimiento

Vivo en una ciudad al sur de la India. Allí se encuentra uno de los más antiguos y grandes templos de Shiva, una montaña sagrada, y uno de los ashrams más importantes de un gran maestro de la India quien murió a mediados del siglo veinte. Es considerado un pueblo sagrado. Muchos buscadores occidentales acuden anualmente y algunos de ellos viven aquí permanentemente. Así que con el paso de los años he conocido a muchas personas que se encuentran en el camino espiritual, y no solo aquí, sino que en cualquier parte del mundo a la que he viajado cuando me encontraba con maestros. 

Algo que me he encontrado en casi todos los buscadores a los que he conocido, con algunas excepciones, es la falta de la creencia real de que la liberación es para ellos. Quizá puedan decir que quieren la liberación y que crean que es para ellos, pero si miras más de cerca es claro que en el fondo tienen la creencia cínica de que no son merecedores. Ellos ven a estos reconocidos gurúes y maestros más parecidos a un dios que a un ser humano. Los colocan en un pedestal imposible de alcanzar y por lo tanto se sienten inferiores. Cualquier insinuación de que su gurú es humano y que lo que él es o tiene no es diferente a ellos, lo toman con molestia y como si fuera un sacrilegio.

Y aun cuando los auténticos maestros a través de la historia, incluyendo a Buda, Jesús y Ramana, han dicho que la liberación es el derecho de nacimiento, ellos se burlan y sienten como, “no, yo nunca seré tú”. Bueno, eso es cierto, nunca serás Ramana. Y ese es parte del problema. Si tú miras la forma o la conducta de un gran maestro y piensas que esta forma o esta conducta son como se ve la liberación, estas en problemas. La liberación no se ve como una estatua de Buda. Si la liberación comienza, definitivamente no tendrías que empezar a usar un taparrabo, vivir en una cueva mirando al espacio por horas y horas, como Ramana lo hizo. Ramana es una manifestación única de la fuente divina, y adivina, tú también lo eres. Él no puede ser más tú de lo que tú puedes ser él. ¿Quieres saber cómo luce la liberación? Luce exactamente como tú.

La liberación no es para Jesús, Buda, Osho, Ramana, o cualquiera que consideres un maestro completamente iluminado. La liberación es para ti. Pero puedes decir “no”, “esto es arrogancia, y yo soy muy humilde para pensar eso, nunca podré ser como esas grandes personas”. Bueno, esto es falsa humildad y en realidad tiene un poco de arrogancia. Si tu maestro es auténtico, te habrá dicho que la liberación es para ti, pero tú lo niegas, tú dices que no.

No sólo es una negación arrogante, la mera creencia de que estas separado es la mayor arrogancia. Esto es ego, no es humildad. La liberación es la mayor humildad, porque no crees más que estás separado, que eres especial, que estas por encima o por debajo de nadie.

Pero es completamente entendible que te sientas de esta forma. Es por causa ajena a ti. ¿Por qué? Porque ésta es la manera en la que te han enseñado. Por ejemplo, si eres cristiano, te han puesto en la cabeza que estás separado de Dios, que solo Jesús es hijo de Dios, y tú no eres. Y si tan solo llegaras a pensar que tú lo eres, eres un blasfemo y te irás al infierno. Y no es sólo en el cristianismo que esta creencia se instala, se da en todas las religiones, es por eso que las religiones permanecen intactas. Si el representante de estas religiones no es endiosado, como Buda, ¿qué religión permanecería intacta? Se vendría abajo. Y si tú no deificas a tu gurú se caerá del pedestal.

En los primeros años de mi búsqueda, en los días en que me encontraba con mi primer maestro espiritual, en un retiro de fin de semana tuve una real y profunda epifanía. Mientras el maestro hablaba, surgió en mí de manera muy profunda y puntual, que yo, quien soy, no era diferente de él maestro que estaba sentado enfrente. Yo y él, y todos los demás somos esencialmente uno. Con entusiasmo levanté mi mano para compartir esa experiencia con él, pensando que estaría contento de que sus enseñanzas estaban funcionando y que uno de sus estudiantes podía ver algo claramente. No recuerdo exactamente lo que dije, pero fue algo como: “Puedo ver claramente que yo no soy diferente de ti”. Con una risa me respondió: “Bueno, tú has fijado tu mirada muy alto”. Yo estaba realmente impactado al escucharlo decir eso, y sentí como si él estuviera tratando de mantenerme abajo. No sólo fue el principio del fin de mi relación con él, sino que también me hizo dar cuenta, tanto la epifanía misma como su respuesta, que cualquier cosa que él pudiera tener también era posible para mí, y que no descansaría hasta que sucediera.

La liberación es tu derecho de nacimiento. ¿Por qué? Porque quien eres es, ya, la liberación misma. No es porque vas a conseguir algo que no tienes aún, es porque es lo que eres, ahora. ¿Así que por qué no deberías saberlo? Mírate más de cerca, observa que eres más que un poco, o quizá muy cínico a cerca de la posibilidad de despertar a la verdad, y observa que eso es sólo una idea sembrada en ti por la religión y la cultura que no tiene base en la realidad. Observa si piensas que tu gurú está por encima de ti de alguna manera. Sólo observa, sin juzgar. Cree en lo que estos grandes sabios han dicho; Jesús también lo dijo, “El reino del cielo te está esperando”, “sígueme, yo soy el camino”. Esto significa, “Has lo que yo hice, despierta”.

Un maestro real y auténtico quiere que descubras la liberación, y después quiere que vivas tu vida, eso es lo que él quiere. Alguien como mi primer maestro tiene muchos motivos personales en lo que enseña y no quiere que despiertes, no verdaderamente. Porque si lo haces él te perderá, y entonces estará fuera del negocio.

El cinismo, bajo una apariencia de humildad, es uno de los mayores obstáculos para el despertar. Digo esto porque lo he visto en muchas personas. La liberación es simple, es ordinaria, no es Osho con una larga barba blanca y una forma de caminar exhaustivamente lenta. Ya eres libre, la naturaleza esencial siempre presente, aquí y ahora, siempre verdad.

Date cuenta que la liberación es para ti, porque es tu condición por naturaleza, aquí y ahora.